viernes, 5 de junio de 2009

Articulo de opinión sobre el caso de Ramiro Choc

Legalidad enclaustrada

Por Helmer Velásquez - Guatemala, 4 de junio de 2009


A Ramiro Choc se le castiga por ser agrarista.

Enterarse de la denuncia pública lanzada por Usac y CALAS en donde señalan que un “importante hombre de negocios” ha construido –sin autorización legal– en terrenos del área protegida Chocón Machacas, una cómoda casa de descanso valorada en más de Q2 millones y que pese ha habérsele iniciado los procedimientos judiciales correspondientes, no se logra que abandone el área detentada ilegalmente, ni que se ordene su captura (elPeriódico 27/5/09), provoca indignación, frustración y rechazo. Sin embargo, la repulsa es mayor si se hace un análisis comparativo del actuar judicial en el caso citado y la situación judicial del agrarista Ramiro Choc.

La acusación de origen es similar: usurpación –luego se le han agregado otros delitos– y se le juzga por los mismos órganos jurisdiccionales competentes en Izabal. Sin embargo, para Ramiro Choc de inmediato se dictó orden de captura, la cual se hizo efectiva y ha esta altura ya se emitió sentencia condenatoria –en primera instancia– por ocho años de cárcel. La pregunta obligada es: ¿qué hace diferente un caso del otro?, seguramente hay particularidades procesales; sin embargo, llama la atención que para el agrarista Ramiro Choc se aplique “justicia” pronta y cumplida –2008-2009– y el empresario contra quien la prueba es abundante e irrefutable goce de prerrogativas legales y a cuatro años de iniciado el proceso en su contra este aún no avanza.

¿Qué determina un trato diferenciado si todos somos iguales ante la ley? Vaya quimera de los filósofos del derecho y la política. La actitud rampante de jueces y fiscales desdice la ficción jurídica. Ramiro Choc ha dedicado esfuerzos importantes de su vida a lograr el acceso a la tierra de familias campesinas, en apoyo al ejercicio legítimo de estas a sus derechos constitucionales: de alimento y trabajo. Esta es la verdadera razón de su encarcelamiento sin derecho a fianza. La inclinada balanza de la justicia, la del Estado-finca –del que habla Sergio Tishler–, devora a sus mejores hijos. Ay Guatemala, cuánta injusticia desencadenada. Esta muestra entre cientos de miles solamente confirma la ceguera congénita de juzgadores y fiscales.

Si bien lo afirmado no es ningún descubrimiento de reciente data. En la coyuntura; cuando la demanda de justicia sube de nivel. Exijamos el fin de la doble moral judicial. Los caudales no deben determinar el tratamiento del encartado. A Ramiro Choc se le castiga por su condición de dirigente agrario. Se trata en realidad de un preso político. Su prisión es un escarnio al derecho, la justicia y las legítimas luchas campesinas.

Fuente: www.elperiodico.com.gt

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